¿Qué comen las gallinas ponedoras?

qué comen las gallinas

Una buena alimentación es el pilar fundamental para el bienestar y la productividad de las gallinas ponedoras. No se trata simplemente de darles comida, sino de proporcionar los nutrientes necesarios en la cantidad y proporción adecuada. Una dieta equilibrada se traduce en:

  • Huevos de mayor calidad nutricional.
  • Mejor color y resistencia de la cáscara.
  • Mayor frecuencia y regularidad en la puesta.
  • Gallinas con plumaje brillante y comportamiento activo.

Una gallina bien alimentada no sólo pone más huevos, sino que también vive más feliz. Por tanto, entender sus necesidades nutricionales es una responsabilidad fundamental para cualquier cuidador.

Las gallinas ponedoras requieren una dieta rica en proteínas, carbohidratos, minerales y vitaminas. Veamos cada componente esencial:

Los cereales son la base de la alimentación de muchas gallinas ponedoras. Trigo, maíz, cebada y avena aportan energía gracias a su contenido de carbohidratos.

  • Trigo: Aporta hidratos de carbono de alta digestibilidad, que les brindan energía para su actividad diaria y el proceso de puesta. Además, contribuye a intensificar el color dorado de la yema, lo cual es valorado tanto nutricionalmente como visualmente. Su contenido en proteínas vegetales también apoya el desarrollo muscular y la producción de huevos, aunque debe equilibrarse con otras fuentes para evitar carencias.
  • Maíz: Proporciona energía, ya que es muy rico en hidratos de carbono (de fácil digestión), lo que proporciona a las gallinas la energía necesaria para la puesta de huevos y sus actividades diarias. Además, a las gallinas les encanta su sabor, lo que ayuda a mantener un buen consumo de alimento. Al ser energético, es especialmente útil en invierno para ayudar a mantener la temperatura corporal.
  • Avena y cebada: Buenas para la digestón, aunque en exceso pueden reducir la puesta.

Son mezclas industriales que contienen una combinación equilibrada de cereales, vitaminas, minerales y proteínas. Aseguran una dieta balanceada y se recomiendan especialmente cuando no se tiene acceso a una dieta variada natural.

El calcio es vital para producir huevos con cáscaras fuertes. Las gallinas deben tener siempre acceso a fuentes de calcio como:

  • Cáscara de huevo triturada
  • Conchilla molida

Las gallinas necesitan entre un 16% y un 18% de proteínas en su dieta para una puesta saludable. Las fuentes pueden ser:

  • Vegetales: Soja, lentejas, guisantes.
  • Animales: Harina de pescado, insectos, gusanos.

La lisina, un aminoácido esencial, se encuentra en los insectos y es clave para la formación de huevos.

Las gallinas disfrutan mucho de comer vegetales frescos. Algunos recomendados son:

  • Lechuga, acelga, espinaca.
  • Tomates maduros, calabaza, zanahoria rallada.
  • Frutas como manzana, pera (en porciones moderadas).

Aportan vitaminas A, C y antioxidantes que benefician el sistema inmunológico.

Las gallinas que pueden moverse libremente por el campo o un patio cerrado suelen tener una dieta más variada y natural. Esto les permite:

  • Comer hierbas silvestres: Ricas en clorofila, fibra y vitaminas (como la vitamina K).
  • Buscar insectos, gusanos y caracoles: Fuente de proteínas de alta calidad.
  • Ingerir pequeñas piedras y tierra: Necesarias para la trituración del alimento en la molleja y para obtener minerales traza.

Esta dieta más natural mejora el sabor de los huevos y la salud intestinal de las gallinas.

Reutilizar ciertos restos de nuestra comida puede ser beneficioso para las gallinas, siempre que se haga con cuidado. Algunos ejemplos adecuados:

  • Mondas de verduras y frutas (no cítricos)
  • Arroz cocido sin sal
  • Pan en pequeñas cantidades
  • Tomates maduros, calabacín
  • Cáscara de huevo bien triturada

Estos restos complementan su dieta, aportan variedad y ayudan a reducir el desperdicio de alimentos y a reciclar.

Aunque las gallinas son omnívoras, hay alimentos que pueden resultar tóxicos o perjudiciales para ellas:

  • Cítricos (pueden alterar la absorción de calcio)
  • Chocolate, cebolla, ajo en exceso
  • Comida salada o condimentada
  • Alimentos enmohecidos
  • Patatas verdes o brotadas (contienen solanina)

Evitar estos alimentos es crucial para prevenir enfermedades o descensos en la producción de huevos.

El estado de salud de las gallinas puede reflejar si están recibiendo una buena alimentación. Algunas señales de alerta incluyen:

  • Cáscaras blandas o deformes: Falta de calcio.
  • Plumaje apagado o caída de plumas: Carencia de proteínas o vitaminas.
  • Estrés, agresividad o apatía: Dieta pobre o falta de espacio.
  • Descenso en la puesta de huevos: Puede deberse a múltiples causas nutricionales.

Ante cualquiera de estos síntomas, es recomendable revisar la dieta y consultar con un veterinario.

A diferencia de otros animales, las gallinas se autorregulan bastante bien. Algunas recomendaciones para alimentarlas correctamente:

  • Proveer alimento seco de forma continua.
  • Complementar con comida fresca en horarios definidos (mañana o tarde).
  • Mantener siempre agua limpia y fresca.
  • Evitar que la comida se moje o ensucie, usar comederos elevados.

Un entorno limpio y ordenado evita enfermedades y mejora el apetito de las aves.

  • Cambia el agua a diario.
  • Ofrece arena o gravilla para ayudar a la digestón.
  • Alterna los tipos de vegetales para no aburrirlas.
  • Observa su comportamiento durante la comida.
  • Revisa el peso y la postura corporal de las gallinas regularmente.
  • Introduce nuevos alimentos gradualmente.

Una alimentación correcta y variada transforma la vida de una gallina ponedora. No sólo mejora su salud y longevidad, sino que también optimiza la calidad y cantidad de huevos. Apostar por una dieta equilibrada, con acceso al exterior y alimentos frescos, es una decisión responsable y gratificante para quienes cuidan de estas aves.

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