Cómo preparar el gallinero y cuidar a tus gallinas en los meses fríos

cuidar gallinas invierno

El primer paso es asegurar que tus gallinas no estén expuestas a corrientes de aire directas. El frío intenso, combinado con la humedad, puede provocar resfriados, problemas respiratorios y descensos en la puesta. Sin embargo, aislar no significa cerrar completamente: la ventilación es necesaria para evitar la acumulación de amoníaco producido por las heces.

  • Sella rendijas innecesarias con madera o materiales aislantes.
  • Coloca rejillas cubiertas con malla fina en la parte superior para permitir la salida de aire viciado sin que entre corriente directa.
  • Evita plásticos cerrados que generen condensación.

Un equilibrio entre calidez y ventilación es la clave.

La lluvia y la nieve aumentan la humedad dentro del gallinero, lo que puede causar enfermedades en patas y plumas. Por eso, revisa el techo antes del invierno:

  • Repara goteras con láminas impermeables o selladores.
  • Refuerza las paredes si notas filtraciones.
  • Asegúrate de que el suelo no tenga grietas por donde entre agua.

Los materiales de reparación sencillos, como maderas tratadas, aislantes y plásticos resistentes, son aliados indispensables.

Las gallinas generan calor corporal y una cama bien elegida ayuda a conservarlo. Existen varias opciones:

  • Paja: económica y fácil de conseguir, aunque requiere cambios frecuentes para evitar humedad.
  • Viruta de madera: más absorbente, ideal para climas muy húmedos.
  • Método deep litter: consiste en ir acumulando capas de material seco, que con el tiempo se van compostando y generando calor natural.

Una cama seca y mullida es un aislante natural contra el frío del suelo. En tiendas agrarias puedes encontrar pacas de paja o viruta, listas para usar.

En otoño, las horas de luz disminuyen. Las gallinas, al recibir menos luz, reducen o detienen la puesta de huevos. Si deseas mantener la producción, instala una lámpara de bajo consumo o LED programada para aportar unas horas extra de luz, alcanzando un total de 14 horas diarias.

  • Coloca la lámpara en un punto seguro, lejos del alcance de las gallinas.
  • Usa temporizadores para no depender de la activación manual.
  • Evita lámparas muy potentes que puedan estresar a las aves.

En el mercado existen lámparas de calor y kits de iluminación diseñados para gallineros pequeños y medianos.

En invierno, zorros, mustélidos o gatos callejeros buscan comida y refugio. Refuerza la seguridad:

  • Asegura las puertas con cierres metálicos.
  • Refuerza las mallas con alambre galvanizado.
  • Revisa que no haya huecos en el suelo por donde puedan escarbar.

Invertir en materiales de reparación y cerraduras resistentes es más barato que perder gallinas por un ataque.

El frío obliga a las gallinas a gastar más energía para mantener su temperatura corporal. Para compensarlo, la dieta debe enriquecerse con:

  • Una ración extra por la tarde, que ayuda a generar calor durante la noche.
  • Granos enteros como maíz o trigo, que aportan calorías.
  • Piensos completos de invierno, diseñados para cubrir necesidades energéticas y de proteína.

El agua es tan importante como el alimento. En climas fríos, los bebederos pueden congelarse. Para evitarlo:

  • Coloca bebederos con resistencia eléctrica.
  • Revisa y cambia el agua al menos dos veces al día.
  • Usa recipientes oscuros que absorban mejor el calor del sol.

Durante el invierno hay menos acceso a pasto fresco. Complementa con:

  • Restos de huerta de temporada (calabazas, repollo, acelgas).
  • Semillas y frutos secos en pequeñas cantidades.
  • Hierbas secas colgadas en el gallinero, que además mantienen entretenidas a las aves.

Esta comida no sustituye el pienso, pero aportan vitaminas y mejoran el ánimo de las gallinas.

El calcio sigue siendo fundamental para mantener la calidad de las cáscaras, incluso en invierno. Añade a la dieta:

  • Conchas trituradas.
  • Suplementos minerales específicos para gallinas ponedoras.

De esta forma, aseguras huevos más fuertes y gallinas con buena salud ósea.

En otoño, muchas gallinas cambian sus plumas. Este proceso natural las deja más vulnerables al frío. Para ayudarlas:

  • Asegura una cama seca para protegerlas mientras las nuevas plumas crecen.
  • Incrementa el aporte de proteína (harina de pescado, legumbres, piensos ricos en proteína).
  • Reduce el estrés, evitando traslados o cambios bruscos.

El frío no elimina del todo los parásitos. Pulgas, ácaros y piojos rojos pueden refugiarse en la cama o las grietas del gallinero.

  • Usa tierra de diatomeas en los nidos y la cama.
  • Aplica tratamientos preventivos antes del invierno.
  • Limpia y desinfecta el gallinero cada dos o tres semanas.

Algunas tierras tienden a acidificarse o perder minerales. Añadir ceniza de madera, cal agrícola o roca fosfórica puede equilibrar el pH y mejorar la fertilidad.En climas muy fríos, las crestas y barbas pueden sufrir congelaciones. Para evitarlo:

  • Aplica vaselina o aceites naturales en las partes expuestas.
  • Revisa las patas para descartar grietas o pododermatitis.

Un simple cuidado preventivo puede ahorrar problemas graves.

La humedad es el peor enemigo en invierno. Establece una rutina de limpieza:

  • Retira restos de comida a diario.
  • Reemplaza la cama húmeda por material seco.
  • Desinfecta bebederos y comederos semanalmente.

Un gallinero limpio = menos enfermedades y más comodidad.

Si planeas ampliar tu corral, hazlo en otoño. Así, las nuevas aves tendrán tiempo de adaptarse antes de los días más duros.

En invierno anochece antes. Acostumbra a tus gallinas a entrar al gallinero temprano para evitar que queden expuestas al frío o depredadores.

El otoño ofrece calabazas, coles y raíces que pueden aprovecharse como suplemento natural. Esto reduce el gasto en pienso y diversifica la dieta.

Un gallinero protegido, una dieta ajustada y cuidados regulares marcan la diferencia entre un invierno problemático y una temporada tranquila. Preparar a tus gallinas para el frío no solo es una cuestión de bienestar animal, también es una forma de garantizar tu autosuficiencia, ahorro y productividad.

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Nos especializamos en ofrecer aves saludables y de calidad, acompañando a nuestros clientes en cada etapa: desde la elección hasta el cuidado y la alimentación. Así, garantizamos que cada gallina se integre en su nuevo hogar, promoviendo prácticas responsables y sostenibles que honran la herencia rural y fomentan el bienestar animal.

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